MAÍN, "LA CASA DE LAS FELICIDAD"
¡¡¡NO DEJES DE VERLA!!!
La santidad – nos dice esta película – es posible, es cotidiana, es fuente de felicidad la podemos vivir y hacer que resplandezca en torno a nosotros caminando en el surco de un carisma.
Con ocasión de los 140 años de la fundación del Instituto de la Hijas de María Auxiliadora se han realizado muchas iniciativas. Entre tantos eventos, uno asume especial relieve: la realización del film sobre la vida y las obras de María Dominga Mazzarello.
El film explica toda la vida de María Mazzarello, que en la narración se subdivide en cuatro secuencias que van desde la infancia hasta llegar a su vida de FMA.
El guión está redactado con la intención de ser lo más fiel posible a la vida y a los hechos realmente acaecidos y para hacer esto se ha obtenido además del material histórico referente a la santa, como la biografía y las cartas personales, también el material histórico concerniente a cuatro figuras fundamentales de la vida de Maín: la amiga de infancia Petronila, Emilia Mosca, Enriqueta Sorbone y Caterina Daghero, que sucederá a María Dominica después de su muerte.
De esta manera ha sido posible explicar a 360 grados la primera comunidad de fma que ha dado fuerza al Instituto.El amor por Jesús y por las personas amadas, las relaciones con los demás y la pasión educativa son los tres elementos que caracterizan y ofrecen la clave de la lectura del film.
YO TAMBIÉN QUIERO SER SANTO
Se cuenta que en la Post guerra española, un niño, fue con su madre a visitar las ruinas de un antiguo trmplo. Todo estaba terriblemente destruído, solo se conservaba un vitral que quedó suspendido en lo alto de una columna.
Aquella mañana el sol iluminaba el vitral dejando pasar su luz.
El niño observaba todo con cuidado cuando se dio cuenta que en el cristal se veía la figura de una persona y entonces le preguntó a su madre:
mamá: ¿quién es ese que está allá arriba?
La mamá le respondió: ese es un santo
Y ¿quién es un santo?- dijo el niño
La madre lo miró con complacencia y le dijo: un santo es alguien como ese que está allá arriba, que deja pasar la luz de Dios.
El niño entendió la lección e inmediatamente le dijo a su madre: mamá, yo también quiero se santo.
RECICLA TU CORAZÓN TAMBIÉN EN CUARESMA...
ADVIENTO DE MARÍA
El mejor Adviento, como el que vivió María, es el de llevar la buena noticia con el servicio humilde como ella lo vivió en la casa de Isabel hasta que nació el Bautista.
Vivamos el Adviento con María que preparaba su corazón para el amor que llenaría toda su vida.
Estemos esperando con Ella esa novedad de Dios que nos entregó a Jesús para salvarnos.
Salgamos como Ella y hagamos el camino hacia la montaña de la oración, el servicio, la compañía, la solidaridad.
Llevemos el saludo de la buena noticia a todas las personas que se relacionan con nosotras.
¡Que el Adviento con María nos haga participar del gozo de su generoso amor, para que nuestra respuesta al Señor esté llena de amor y de alegría!
SOLFEAR EL ADVIENTO
EL ADVIENTO
A NUESTRA SEÑORA DEL ADVIENTO
Señora del Adviento, señora de los brazos vacíos, cuánto deseamos que camines con nosotras.
Cuánto necesitamos de Ti, mujer del pueblo que viajas presurosa y alegre a servir a Isabel, entre las dos tejerán esperanzas y sueños.
Señora del Adviento, señora de los brazos vacíos, también nosotras estamos preñadas de esperanzas y soñamos…. Soñamos con que el canto de las aves no vuelva a ser turbado por el ruido de las balas. Soñamos con niños y jóvenes sin temores, cantando al fruto de tu vientre ese Jesús que ya se acerca. Soñamos con los niños de Colombia durmiendo tranquilos al arrullo de un villancico.
Soñamos que nuestros ancianos mueren tranquilos y en paz murmurando una oración. Soñamos con que algún día podremos volver a tener utopías y esperanzas. Soñamos con nuestro futuro, todo lleno y tejido de amor y de alegría, soñamos con una vida de entrega para los jóvenes que nos esperan.
Señora del Adviento, la de los brazos vacíos, visítanos como a tu prima. Monta tu burrito y ven presurosa. Nuestros corazones son pesebres huecos y fríos donde hace falta que nazca tu Hijo. Ven, Señora, con tus gritos de parto a calentar nuestros corazones, a seguir tejiendo esperanzas con nosotros, como lo hiciste con Isabel. Solo así, en medio de la noche iluminada por tus ojos llenos de esperanza podremos volver a soñar...podremos gritar ¡estamos en Adviento y ya es Navidad!
Navidad es sentir a Dios presente
Navidad es volver a gustar la cercanía de Dios en la vida
Navidad es querer recibir la Buena Noticia para difundirla
Navidad es mirar al pesebre y descubrir el rostro de Dios.
MADRE MAZZARELLO - 13 DE MAYO
CREER ES...
LA PASCUA DEL SEÑOR JESÚS
LA PASCUA - FIESTA DE LA VIDA
La fiesta de la Pascua es la más importante del año litúrgico. En ella celebramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO
Es una fiesta muy importante en la Iglesia y se celebra 40 días después de la Pascua. No dejes de ver el video que te presenta una linda reflexión sobre el significado que tiene para nosotros los católicos.
PENTECOSTÉS - FIESTA DEL ESPÍRITU SANTO.
Para ti que buscas de la felicidad, hoy es el día en que debes celebrar de una manera especial la fiesta del Espíritu Santo. Es El quien puede iluminar tu corazón y abrirte a las maravillas de Dios.
FIESTA SAN PEDRO Y SAN PABLO - 29 DE JUNIO
Ellos fueron las dos grandes columnas de la Iglesia Católica
LA ASUNCIÓN DE MARÍA - 15 DE AGOSTO
Fiesta que celebra la Iglesia el 15 de agosto. Dogma proclamado por el Papa Pio XII el primero de noviembre de 1950
FIESTA DE TODOS LOS SANTOS - 1 DE NOVIEMBRE
LA INMACULADA CONCEPCIÓN 8 DE DICIEMBRE
Fiesta de la Iglesia y de gran significado para la Familia Salesiana ya que en esta fecha D. Bosco empezó su obra rezando un Ave María con el joven Bartolomé Garelli.
Es la fiesta religiosa más importante para nosotros los católicos. En ella celebramos el triunfo de Jesús, que, anuncia su pasión, muerte y resurección. San Pablo nos dice que "si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra fe.
¡CRISTO VIVE ENTRE NOSOTROS!
PASCUA DE RESURRECCIÓN
Esta fiesta se celebra 40 días despúes de la Resurrección del Señor y 50 días antes de la fiesta de Pentecostés que es la fiesta del Espíritu Santo.
Una niña de tan solo 17 años defiende el don de la vida
Cuenta la leyenda que una joven oyó decir que la felicidad era un
tesoro.
A partir de aquel instante comenzó a buscarla. Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo
del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.
En un recodo del camino vio un letrero que decía: "Le quedan dos meses de vida". Aquella joven, cansada y desgastada por los sinsabores de la vida se dijo: "Estos dos meses los dedicaré a
compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean."
Y aquella buscadora infatigable de la felicidad, sólo al final de sus días, encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que le dedicaba a los demás, en la renuncia que
hacía de sí misma por servir, estaba el tesoro que tanto había deseado.
Comprendió que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí misma y aceptarse así como se es; sentirse querida y valorada,
pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar, y también razones para morir y descansar, tener un ideal para gastar la propia vida.
Entendió que la felicidad brota en el corazón, con el cariño, la ternura y la comprensión. Que a veces se cree encontrar la felicidad en muchas cosas y al final se da cuenta que la felicidad solo
se tiene haciendo lo que Dios quiere; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de una gran paz
interior.
Es una de las fiestas más importantes del calendario litúrgico, porque celebramos que Cristo es el Rey del universo. Su Reino es el Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y la paz.
Un poco de historia
La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925.
El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo Rey.
Posteriormente se movió la fecha de la celebración dándole un nuevo sentido. Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es el alfa y el omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre y para todos los hombres.
Con la fiesta de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Esta fiesta celebra a Cristo como el Rey bondadoso y sencillo que como pastor guía a su Iglesia peregrina hacia el Reino Celestial y le otorga la comunión con este Reino para que pueda transformar el mundo en el cual peregrina
LOS 4 DOMINGOS DE ADVIENTO
Cada año, la elección de los evangelios nos hace seguir una progresión en los 4 domingos de Adviento:
- El primer domingo nos orienta hacia la Venida del Señor al final de la historia y el mensaje es el de la vigilancia;
- El segundo domingo está centrado en la figura de Juan Bautista y el mensaje es el de la paciencia y de la preparación activa para la Venida del Señor;
- El tercer domingo, también centrado en el Bautista, nos orienta con más fuerza hacia la persona de Aquél que viene; el mensaje es el de la alegría por la venida muy cercana;
- El cuarto domingo contempla el misterio de la Encarnación de Dios en María; el mensaje: una preparación profunda del misterio de la Navidad.
El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, empieza el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía. El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado. Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia,
El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.
Navidad es sentir a Dios presente
Navidad es volver a gustar la cercanía de Dios en la vida
Navidad es querer recibir la Buena Noticia para difundirla
Navidad es mirar al pesebre y descubrir el rostro de Dios.
En esta fecha tan especial le puedes dar tantos significados como diversas formas de prepararte para celebrarla. Para unos tal vez le recuerda que es en ese tiempo cuando reciben sus aguinaldos,
para otros quizás sean vacaciones; los pequeños la relacionan con que no van a la escuela, y que hay regalos, los jóvenes piensan en los intercambios y en las fiestas; y para muchos otros,
es la excelente oportunidad para ver a los parientes que están lejos, olvidarse de la dieta y compartir con ellos una deliciosa cena.
Pero… para ti, ¿qué es la navidad?
NO ESCLAVOS, SINO HERMANOS
Sabemos que Dios nos pedirá a cada uno de nosotros: ¿Qué has hecho con tu hermano? (cf. Gn 4,9-10).
La globalización de la indiferencia, que ahora afecta a la vida de tantos hermanos y hermanas, nos pide que seamos artífices de una globalización de la solidaridad y de la fraternidad, que les dé esperanza y los haga reanudar con ánimo el camino, a través de los problemas de nuestro tiempo y las nuevas perspectivas que trae consigo, y que Dios pone en nuestras manos.
"La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26)".
Papa Francisco
Fortalezcan sus corazones (St 5,8)
Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, quiero pedir a todos que este tiempo de Cuaresma se viva como un camino de formación del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct. enc. Deus caritas est, 31). Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil.
Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
MENÚ PARA LA CUARESMA
En San José su santidad se irradiaba desde antes de los desposorios. Es un "escogido" de Dios; desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor. No es que haya sido uno de esos seres que no pronunciaban palabra, fue un hombre que cumplió aquel mandato del profeta antiguo: "sean pocas tus palabras". Es decir, su vida sencilla y humilde se entrecruzaba con su silencio integral, que no significa mero mutismo, sino el mantener todo su ser encauzado a cumplir el Plan de Dios. San José, patrono de la vida interior, nos enseña con su propia vida a orar, a amar, a sufrir, a actuar rectamente y a dar gloria a Dios con toda nuestra vida
La fiesta de la Anunciación de la Virgen María se celebra nueve meses antes de la Natividad de Cristo, en el día 25 de marzo. Es la celebración del anuncio del nacimiento de Cristo hecho a la Virgen María, como se narra en el Evangelio de San Lucas.
María se hace “sierva del Señor” y se convierte en su “casa”, permitiendo que Dios se sirva de ella para su plan de Salvación. «Las palabras: “Heme aquí, soy la sierva del Señor”, expresan el hecho que desde el inicio ella acogió e interpretó su maternidad como regalo total de sí, de su persona al servicio de los planes salvadores del Altísimo»
Existió una vez una mujer que vivía en un tiempo en el que, aún más que ahora, los varones controlaban la historia, empujados por una insaciable sed de poder que les llevaba a enfrentarse en innumerables guerras, a explotar pueblos inocentes. Vivió tras los muros de un convento de clausura, y, allí, le llegaron tristes noticias que hablaban de enfrentamientos incluso entre los que profesaban su misma religión, de personas que morían sin conocer al Dios que ella amaba.
Tocó, así, todo el dolor del mundo, todo el dolor de un tiempo, lo contempló mientras le parecía que no podía hacer nada, porque era mujer y sólo por serlo ya era sospechosa, porque apenas le dejaban pronunciar una palabra, porque quienes habrían de escucharla no la tenían en consideración, pensándola incapaz.
Esa mujer se llamó Teresa de Jesús y el 28 de marzo de 2015 se cumplirán 500 años de su nacimiento. Como nosotros ahora, también ella supo que la historia la manejaban unos pocos, pero nunca creyó que no podría cambiar nada. Esa es, quizás, la principal diferencia entre nosotros y ella.
Puesta frente a Dios, le conoció como Amigo y Maestro, como Libro Vivo en el que comprender su propia verdad y la verdad del mundo. En Cristo, su Amado, Dios se le revelaba preocupado por la historia, preocupado por los hombres y mujeres de todos los tiempos, preocupado por ella.
Teresa supo que, dando su vida por todos, Jesús le había marcado un rumbo y le pedía que siguiera sus huellas y que, andando junto a Él, también ella podría contribuir a cambiar la historia, a transformar la ciudad terrena en ciudad de Dios, a dibujar sobre este mundo el Reino. Y se puso en camino…
Es la fiesta religiosa más importante para nosotros los católicos. En ella celebramos el triunfo de Jesús, que, anuncia su pasión, muerte y resurección. San Pablo nos dice que "si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra fe.
¡CRISTO VIVE ENTRE NOSOTROS!
Fueron mujeres las que, muy de mañana, acudieron con aromas al sepulcro a embalsamar el cuerpo de Jesús. Fueron mujeres las que oyeron de aquellos dos hombres con vestiduras refulgentes el anuncio insospechado: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado». Fueron mujeres, cuyo testimonio carecía de valor judicial en el mundo judío, las que irán a anunciar la gran noticia a los «once y a los demás», aunque estos -hombres- «lo tomaron por un delirio y no las creyeron» .