Es el año decretado por el Papa Francisco en el que las obras de Misericordia tienen un sentido especial. Es el año para ganar el Jubileo pasando por la Puerta de la Misericordia
El Año Santo se abrió el 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción. Esta fiesta litúrgica indica el modo de obrar de Dios desde los albores de nuestra historia. Después del pecado de Adán y Eva, Dios no quiso dejar la humanidad en soledad y a merced del mal.
Etimológicamente, misericordia significa abrir el corazón al miserable. Y enseguida vamos al Señor: misericordia es la actitud divina que abraza, es la entrega de Dios que acoge, que se presta a perdonar. Jesús ha dicho que no vino para los justos, sino para los pecadores. No vino para los sanos, que no necesitan médico, sino para los enfermos. Por eso se puede decir que la misericordia es el carné de identidad de nuestro Dios. Dios de misericordia, Dios misericordioso. Para mí, este es realmente el carné de identidad de nuestro Dios. Papa Francisco
ORACIÓN DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA EL JUBILEO DE LA MISERICORDIA
Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él.
Muéstranos tu rostro y
obtendremos la salvación. Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena del buscar la felicidad solamente en una
creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición,
y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios!
Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.
Tú has
querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error:
haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.
Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos.
Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén
"Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado".
Obras de Misericordia corporales:
1. Visitar a los enfermos.
Nuestros hospitales están llenos de enfermos olvidados por sus familiares, o bien, personas que por la lejanía con el centro hospitalario, no reciben visita alguna. Es bueno dar dinero para los necesitados, pero que bueno es darnos nosotros mismos. Compartamos de nuestro tiempo con ellos y llevémosles una palabra de aliento, un rato de compañía a esos cristos en su monte de los olivos.
2. Dar de comer al hambriento.
Jesús nos ordena compartir con el necesitado cunado nos dice,
"El que tenga dos capas dele una al que no tiene, y el que tenga alimento, comparta con el que no"(San Lucas, 3-11). Al compartir nuestro alimento, no solo les llenamos el estómago a nuestros hermanos necesitados, sino que les mostramos el amor de Dios que no los deja desfallecer.
3. Dar de beber al sediento.
Con cuantas ganas nos bebemos un vaso de agua fresca luego de recorrer un largo trecho para calmar nuestra sed. ¿Cuántas veces pensamos en nuestros hermanos que no tienen un lugar donde beberlo?. Pensemos en aquellos que se enferman porque deben calmar su sed con agua contaminada, aquellos que mueren de sed porque otros la desperdician, incluso Jesús, en su trance de muerte, sintió sed y lo exclamó con tanta vehemencia, que un soldado romano le acercó una esponja con hiel y vinagre para que la calmara. ¿Somos nosotros peores que ese soldado romano como para negar agua al sediento?.
4. Dar posada al peregrino.
Existen muchos inmigrantes que esperan nuestra ayuda para poder vivir dignamente junto a su familia, ayuda que debe hacerse presente en toda forma y a todo momento. Recordemos que esos hermanos desposeídos son Sagrarios del Espíritu Santo que merecen al menos una Tienda de Encuentro
con el amor divino.
5. Vestir al desnudo.
A menudo nos encontramos con hermanos que están vestidos con harapos o bien se encuentran desnudos, viéndose disminuida su dignidad de hijos de Dios. Ayudémosles a recobrarla brindándoles una vestidura limpia y respetable, que les permita reencontrar al Señor en la bondad de los demás.
6. Visitar a los encarcelados.
Cada mañana nos levantamos y corremos a los centros de estudio o trabajo, y posiblemente pasemos frente a un centro de reclusión en el que muchos de nuestros hermanos sufren la soledad y la indiferencia. Nuestra Santa Madre Iglesia nos llama a llevarles, no solo cosas materiales, sino el cariño de toda la comunidad a cada uno de ellos, para que se sientan parte del rebaño del Único Pastor.
7. Enterrar a los muertos.
Sepultarlos no significa olvidarlos, por el contrario, esta obra de misericordia corporal nos lleva a la obra de misericordia espiritual que nos invita a rezar por los vivos y los muertos. Al enterrarlos no debemos olvidar que es nuestro deber mantener sus sepulturas en buen estado, pues en ellas se contienen los restos mortales de aquellos que fueron Templo del Espíritu Santo.
Obras de Misericordia Espirituales:
1. Enseñar al que no sabe
Es importante que cooperemos con nuestros hermanos, pero es mas importante
enseñarles a realizar por ellos mismos aquello que no saben. Por ello, enseñémosle a
orar, a perdonar, a perdonarse, a compartir, etc.
2. Dar buen consejo al que lo necesita.
Para dar buen consejo es necesario que nosotros mismos hayamos sido aconsejados por un director espiritual, que nos ayude a orar a Dios Padre, para que nos envíe su Santo Espíritu y nos regale el don de consejo. Así, bajo la guía del Señor, tanto nuestras palabras como nuestro actuar, serán un constante aconsejar a los que lo necesitan.
3. Corregir al que se equivoca.
Muchas veces nos enojamos o reímos cuando vemos a algún hermano equivocarse, y se nos olvida que no somos perfectos e inevitablemente nos equivocaremos también. Pensemos, ¿nos gustaría que se rieran de nosotros?, definitivamente NO, así que, cuando alguien se equivoque corrijámoslo con amor fraternal para que no lo vuelva a hacer.
4. Perdonar al
que nos ofende.
¡Que difícil!, tanto que Jesús nos dice que debemos perdonar 70 veces 7, es decir, siempre. Además en el Padre Nuestro, nos pone la condición de PERDONAR NUESTROS OFENSAS, COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. Así que, a perdonar, perdonar, perdonar....
5. Consolar al
triste.
Jesús nos ha dicho: "Dichosos los que lloran porque serán consolados". El consuelo de Dios, por medio de su Espíritu Santo, nos consuela. Pero, además, Dios se vale de nosotros para consolar a los demás. No se trata de decir: no llore, sino de buscar en las Escrituras, las palabras que mejor se adecúen a la situación. En los salmos podremos encontrar esa palabra de consuelo que requerimos, por eso, es conveniente recitarlos y meditarlos constantemente.
6. Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
¡Que fácil es ver la paja en el ojo del prójimo y no vemos la viga en el nuestro!. Cuando seamos capaces de disimular los defectos de nuestro hermano, estaremos colaborando en la construcción del Reino del Señor. Tengamos paciencia con los ancianos, los niños, el vecino, el compañero de trabajo y ellos la tendran con nosotros, en nuestros defectos.
7. Rogar a Dios
por los vivos y los difuntos.
Cuando escucho a mis hijos orar pidiendo a Diosito por nosotros, por sus hermanos, por sus compañeros de escuela y por sus abuelitos ya fallecidos, me siento agradecido de saber que muchos elevan una oración al Creador por mi y por mis familiares o amigos que se me adelantaron a la casa del Padre. Cada oración es una intercesión, y el Señor nos pide que oremos unos por otros para mantenernos firmes en la fe, así como El oró por Pedro para que una vez confirmado, le ayudara a sus hermanos.
Podré reconocer tu voz mi Pastor,
podré saber que sientes;
Podré vivir con otros como yo,
sabré que juntos somos fuertes.
Y comeré de tu mano celestial,
con mi cabeza agachada;
veré los pastos delicados que me das,
tranquilo en tu manada.
Seré llamado una de tus ovejas,
tus ojos me verán, aquí vendrás;
Bendito de mi Padre me dirás,
me has enseñado tu naturaleza.
Naturaleza de Dios, es ser oveja,
que calma la sed, que sacia el hambre;
Naturaleza que solo amar te deja,
que acude al forastero en tu nombre.
Naturaleza de oveja, en tu justicia,,
cubriendo desnudez y enfermedad.
haciendo lo que un día me mostraste:
amar a mis hermanos de verdad
"Hagamos todo lo que está de nuestra parte y el Padre de la Divina Misericordia suplirá lo que falte"
La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotras para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijas de Dios.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia. Es un tiempo de reflexión, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos de Dios aunque El nos perdona y no se aleja de nosotras.
Mi querido Señor, sombras y luces
en estos largos días cuando pienso,
muy afligido, en tu sufrir intenso,
sólo por mí, cargando con tus cruces.
Con tu pensar, Señor, tú me conduces
a descubrir aquí tu amor inmenso
cuando te muestras triste e indefenso,
y con ello por siempre me seduces.
Y es que un Dios que consiente su pasión
para darnos así la salvación
es, para cualquier hombre, inconcebible.
Por eso en estas horas te acompaño,
con este recordar de cada año,
para lograr contigo lo imposible.
Joaquín Fernández
EN TIEMPO DE DESCONCIERTO, ENSANCHAR EL CORAZÓN.
El mundo que vivimos nos va encogiendo poco a poco el corazón con las “miserables ofertas” que nuestra sociedad y nuestra cultura nos presenta; consumo, dinero, poder, prestigio.
Son tantas las ofertas, tantas las encrucijadas, que miramos a uno y otro lado ávidamente en busca del auténtico camino de la felicidad. Y el corazón se nos encoge en estrecheces de miras. Estamos desconcertados y vacíos. El corazón se nos queda hueco entre unas y otras andanzas porque está lleno de muchas cosas.
Dios nos invita a abrir de par en par el corazón como “la puerta de la misericordia”. Jesús nos marca un nuevo camino que despeja nuestras perplejidades y nos ensancha el corazón en esta cuaresma: 1) «No sólo de pan vive el hombre»; 2) «Al Señor tu Dios adorarás y a él solo darás culto»; 3) «No tentarás al Señor, tu Dios» (Lc 4,1-13). Es una nueva sabiduría que nos libera de la ignorancia. Misericordia y conversión son las dos caras de una misma moneda.
El tiempo pascual es el más fuerte de todo el año, que se inaugura en la Vigilia Pascual y se celebra durante siete semanas hasta Pentecostés. Es la Pascua (paso) de Cristo, del Señor, que ha pasado el año, que se inaugura en la Vigilia Pascual y se celebra durante siete semanas, hasta Pentecostés. Es la Pascua (paso) de Cristo, del Señor, que ha pasado de la muerte a la vida, a su existencia definitiva y gloriosa. Es la pascua también de la Iglesia, su Cuerpo, que es introducida en la Vida Nueva de su Señor por medio del Espíritu que Cristo le dio el día del primer Pentecostés. El origen de esta cincuentena se remonta a los orígenes del Año litúrgico.
El Domingo de Resurrección, es el día en que Jesucristo resucita
después de la crucifixión, va al encuentro con sus apóstoles y luego sube hacia los cielos, también es la finalización de la Semana Santa.
El Domingo de Resurrección o de Pascua es importante para los
católicos, ya que con la Resurrección es cuando adquiere sentido toda su religión.
A los cuarenta días después de la Resurrección habiendo instruido a sus Apóstoles sobre la nobilísima misión de establecer el Reino de Dios en el mundo, Jesús subió al cielo, donde le esperaban las glorias celestiales.
Al situarse junto al Padre, toda la corte celestial entonó un himno glorioso de alabanza, como el que oyó Juan en sus visiones: "Digno es el Cordero, que ha sido degollado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y la fuerza, la honra, la gloria y la alabanza" (Ap 5, 12).
Jesús entró en los cielos para tomar posesión de su gloria. Mientras estaba en la tierra, gustaba siempre de la visión de Dios; pero únicamente en la Transfiguración se manifestó la gloria de su Humanidad Sacratísima, que, por la Ascensión, se colocó al lado del Padre celestial y quedó ensalzada sobre toda criatura humana.
La fiesta de Pentecostés es una de las más grandes que celebra la Iglesia después de Navidad y Resurrección, pues reconocemos la venida del Espíritu Santo sobre aquella primera comunidad cristiana, infundiendo en ellos los dones y carismas necesarios para perseverar en la verdad, llevar a cabo la misión encomendada por Jesús, de ser testigos, ir, bautizar y enseñar a todas las naciones. (Jn 14,15)
Esto es lo que conmemoramos en Pentecostés, que el mismo Espíritu de hace 2000 años es el que se sigue posando el día de hoy en cada miembro de la Iglesia para llevarnos a Dios y asimilar nuestras vidas cotidianas como obras del Espíritu Santo al servicio del prójimo.
La fiesta de Pentecostés es un día en que los católicos tenemos la oportunidad de revivir intensamente nuestra relación con Dios, gozarnos el fruto de la Pascua que hay en nuestros corazones por la felicidad de saber que Cristo resucito en mí, que soy tan amado por Dios, que puedo vivir la experiencia de la venida del Espíritu Santo.
Pentecostés es fiesta para toda la Iglesia, pues sea cual sea el ministerio en el que sirvo o el movimiento al que pertenezco, es el Espíritu Santo el que inspira cada obra dentro de la Iglesia. Antes que pertenecer a cualquier apostolado o movimiento eclesial, soy miembro de la familia de Dios.
CARIDAD: por ella amamos a Dios y al prójimo, a ejemplo del Señor.
PAZ: tranquilidad de ánimo, serenidad y profundidad en la experiencia de la vida.
GENEROSIDAD: nos desprende del aprecio por las cosas secundarias, nos aparta del egoísmo.
AMABILIDAD: que nos hace afectuosos, que nos lanza a la experiencia de acoger con afecto y asimismo ser apreciados.
FE: apertura a Dios, confianza en su Palabra, amor a sus designios.
DOMINIO DE SI: nos hace dueños de nuestras decisiones, responsables de nuestras
acciones, nos hace autónomos, detiene nuestro afán por gozar todo lo sensible.
ALEGRÍA: gozo, es la satisfacción del alma, es el júbilo del corazón que proviene de la cercanía a Dios.
PACIENCIA: nos ayuda en medio de los sufrimientos y las incomodidades de la vida, afirma nuestra esperanza, nos hace ver la luz en medio de las tinieblas.
BONDAD: es dulzura y rectitud de ánimo, nos lanza a hacer siempre el bien, a no consentir el mal ni procurarlo.
MANSEDUMBRE: hace que dominemos la ira que enceguece, y hace nuestro trato afable y cordial.
HUMILDAD: nos hace experimentar —como dice el apóstol— a los hermanos superiores a nosotros, nos hace dóciles (sin caer en servilismos, ni ser voluntariosos).
CASTIDAD: que nos hace vivir con serenidad y transparencia la sexualidad según nuestro estado, hace de nosotros personas libres en el amor y en el trato a los otros
Madre Teresa de Calcuta. Nació en Albania (Turquía) el 26 de agosto de 1910 y murió el 5 de septiembre de 1997. Su nombre real era Inés pero tomo el de Teresa en honor a una monja francesa. Con 18 años ingreso en la Orden de Nuestra Hermana Señora de Loreto. En 1937 estuvo enseñando en el Colegio Santa María de Calcuta. En 1946 se encargó de servicios con los pobres en la india. Dos años después le dieron la ciudadanía india. En ese mismo año el Papa Pío XII le contendió el permiso de ser una monja independiente y empezó a ayudar a los pobres que había en las calles. También hizo una fundación de misioneros llamada Misioneras de la Caridad. Lo que hizo en esa fundación fue enseñar a los niños pobres de la india. Luego unos años más tarde también empezó a ayudar a leprosos. Desde ese momento se abrieron centros para atender a gente con lepra, ciegos, ancianos, gente contagiada con sida y fundó escuelas y orfanatos para los pobres y los niños abandonados. Cuando murió en 1997 el Gobierno de la India la hicieron un funeral de estado y en 2003 fue beatificada por el Papa Juan Pablo II.
FRASES DE MADRE TERESA
“Llevemos en el corazón la sonrisa de Madre Teresa y entreguémosla a todos los que encontremos en nuestro camino”, dijo el Papa Francisco en la homilía con motivo de la Canonización de la ‘Sierva de la Caridad’ este domingo 4 de septiembre en la plaza de San Pedro ante más de 100.000 fieles venidos de todo el mundo.
LA OBRA DE MADRE TERESA DE CALCUTA
“Soy un pequeño lápiz en la mano de Dios, con el que ÉL escribe su carta de amor al mundo.”
“Los pobres no necesitan nuestra lastima ni pesar. Necesitan nuestro amor y comprensión.”
“El pobre es Cristo disfrazado de mendigo”.
“Encuentra el tiempo de pensar, encuentra el tiempo de rezar, encuentra
el tiempo de reír.”
“La oración es el secreto de mi vida.”
“La soledad también es un tipo de hambre. Hambre de calor y efecto. Y esta hambre es mucho más difícil de saciar que el hambre de un pedazo de pan.”
“Creen que la justicia social resuelve todos los problemas y no se dan cuenta que es insuficiente. Sin amor, no pasa de ser una nueva opresión. No habrá justicia social sin amor.”
“El amor autentico duele. Jesús, por nosotros, murió en la cruz. Nuestra madre, al darnos a luz, también sufrió. En el verdadero amor este presente el sacrificio.”
“La fe en acción es amor y el amor en acción es servicio.”
“Amo todas las religiones, pero estoy enamorada de la mía.”
“Los niños con deficiencias mentales son los más pequeños y los más vulnerables de Dios.”
“El aborto es el acto más diabólico puede cometer el hombre. No entiendo el aborto.”
El Papa Pío XI instituyó esta solemnidad con la carta encíclica Quas primas el 11 de diciembre de 1925, y después del Concilio Vaticano II ha sido colocada el último domingo del tiempo ordinario, como final del año litúrgico, para expresar el sentido de consumación del plan de Dios.
¿QUÉ ES Y CUÁNTO DURA?
El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico y empieza este domingo 27 de noviembre. La palabra Adviento viene de adventus, venida, llegada, se inicia el domingo próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Forma una unidad con la Navidad y la Epifanía del señor
CORONA DE ADVIENTO.
La corona o guirnalda de Adviento es el primer anuncio de Navidad.
La palabra ADVIENTO es de origen latín y quiere decir VENIDA. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes de Navidad.
Una costumbre significativa y de gran ayuda para vivir este tiempo es La corona o guirnalda de Adviento, es el primer anuncio de Navidad.
LO QUE LOS CATÓLICOS DEBEMOS SABER RESPECTO A LA CORONA DE ADVIENTO: SU SIGNIFICADO
Aquí 5 cosas que todo cristiano debe saber de la famosa Corona de Adviento.
1. Es ejemplo de la cristianización de la cultura
La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar el fuego del dios sol y pedirle que regresara con su luz y calor.
Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas y les enseñaron que debían aprovechar esta Corona de Adviento como medio para esperar a Cristo, celebrar su natividad y rogarle que infunda su luz en sus almas.
2. Su forma circular es signo del amor de Dios
El círculo es una figura geométrica que no tiene ni principio ni fin. La Corona de Adviento recuerda que Dios tampoco tiene principio ni fin, por lo que refleja su unidad y eternidad. Es señal del amor que se debe tener hacia el Señor y al prójimo, que debe renovarse constantemente y nunca detenerse.
3. Las ramas verdes representan al Cristo vivo
Verde es el color de la esperanza y la vida. Las ramas representan que Cristo está vivo entre nosotros, y el color verde recuerda la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza que debemos cultivar durante el Adviento. El anhelo más importante debe ser el llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre, así como el árbol y sus ramas.
4. Las cuatros velas representan cada domingo de Adviento
Las velas permiten reflexionar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo, como las velas de la Corona.
En este sentido, así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando cada vez más con la cercana llegada de Cristo al mundo.
Las cuatro velas que se colocan en la Corona de Adviento se van prendiendo semana a semana, en los cuatro domingos de adviento, y con una oración especial.
5. Una de las velas es rosada
Tradicionalmente las velas de la Corona de Adviento son tres moradas y una rosada que se enciende el Tercer Domingo de Adviento. El color morado representa el espíritu de vigilia, penitencia y sacrificio que debemos tener para prepararnos adecuadamente para la llegada de Cristo. Mientras que la rosada representa el gozo que sentimos ante la cercanía del nacimiento del Señor.
En algunos lugares, todas las velas de la Corona se sustituyen por velas rojas y en la Noche de Navidad, en el centro, se coloca una vela blanca o sirio simbolizando a Cristo como centro de todo cuanto existe.
Aprovechemos la Navidad para hacer misión entre los más pobres y llevemos el mensaje de Jesús a los niños y jóvenes que visitamos.
Con la celebración del Miércoles de Ceniza, la Iglesia comienza hoy la Cuaresma, el período de 40 días dedicado a la oración y a la penitencia como preparación para celebrar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
En este día, en el que se practica el ayuno, se efectúa el rito de la imposición de ceniza en la frente de los fieles. Se trata de las cenizas de los ramos de olivo del del Domingo de Ramos del año anterior.
El sacerdote dirá: "Conviértete y cree en el Evangelio. ”Durante la Cuaresma, la liturgia adopta para las celebraciones el color morado, símbolo de la austeridad cuaresmal.
Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. El Señor "que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador" nos muestra el camino a seguir.
Que el Espíritu Santo nos guie a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados.
José constituye uno de los tres pilares que componen la familia cristiana modelo, tanto en su aspecto interno (en las relaciones entre los distintos miembros que la integran) como en el externo (la familia en la sociedad).
Se puede afirmar que José no era padre adoptivo en sentido estricto pues no hubo ninguna adopción, ningún negocio jurídico equivalente a ello. José fue la persona que, según la tradición cristiana, Dios eligió para constituir una familia para Jesús. Y tal familia se caracterizó por sólo tres elementos, destacando que de ellos, José asumió el rol paterno.
José, un hombre justo, se caracterizó en sus relaciones familiares, por dar un trato de máximo respeto y apoyo a María y por servir de modelo, por voluntad de Dios, a Jesús. Son estas notas las que constituyen el aspecto fundamental de la familia cristiana vista internamente. Y nos llevan a afirmar que José es una de las figuras centrales del cristianismo, un hombre excepcional
En la región del Tíbet, cuanta la leyenda que una mujer muy pobre andaba por las montañas con su hijita en busca de alimento. Al pasar por la puerta de una caverna, oyó una voz que le decía: “Entre, puede entrar, aquí están los mayores tesoros de la tierra. Entre, pero no se olvide de lo principal”
La mujer, curiosa, entró con su hijita en la caverna y se vio frente a un inmenso tesoro. Oyó nuevamente la voz que le decía: “Tome todo lo que quiera. Tiene treinta minutos para llevar todo lo que pueda cargar, pero después de ese tiempo la puerta se cerrará y nunca más se abrirá. ¡Vamos! ¡Lleve todo lo que pueda, pero no se olvide lo principal!
La mujer colocó a su hijita en el suelo y comenzó a sacar para afuera de la caverna todo lo que podía cargar. Iba y volvía. Oyó una voz que le decía: “Vaya más de prisa. Faltan sólo tres minutos para acabar su tiempo. ¡Lleve todo lo que pueda, pero no se olvide de lo principal!”
La mujer llenó su delantal y salió de la caverna cuando la puerta se estaba cerrando. Cuando llegó afuera no podía creer que hubiese podido cargar con tanta riqueza. Pero al ir a buscar a su hijita no la encontró. Había quedado dentro de la caverna. La riqueza duró poco, pero la tristeza y el dolor fueron eternos. Se había olvidado de lo principal…
Cada uno de nosotros está llamado a dar sentido a su historia, mientras estamos en camino hacia la plenitud de la vida que está en Dios. Nadie puede vivir solo, aunque tenga toda la riqueza del mundo. Es importante que tengamos siempre lo principal de nuestra vida. Para ti ¿Qué es lo principal?
La Resurrección es una verdad fundamental del cristianismo. Cristo verdaderamente resucitó por el poder de Dios. No se trata de un fantasma, ni una mera fuerza de energía, ni de un cuerpo revivido como el de Lázaro que volvió a morir. La presencia de Jesús resucitado no se trata de alucinaciones por parte de los Apóstoles.
Cuando decimos "Cristo vive" no estamos usando una manera de hablar, como piensan algunos, para decir que vive solo en nuestro recuerdo. La cruz, muerte y resurrección de Cristo son hechos históricos que sacudieron el mundo de su época y transformaron la historia de todos los siglos. Cristo vive para siempre con el mismo cuerpo con que murió, pero este ha sido transformado y glorificado (Cf. Cor.15:20, 35-45) de manera que goza de un nuevo orden de vida como jamás vivió un ser humano.
La vida de Cristo la vivimos por la gracia. Los que son de Cristo participan ya de esta vida nueva de Cristo desde el bautismo. Esta vida activa en nosotros se llama gracia. Se puede perder por el pecado mortal, pero se puede recuperar por el perdón sacramental, y la debemos aumentar viviendo fielmente nuestra fe. La gracia nos da fortaleza, esperanza y la capacidad de un amor sobrenatural. Nos hace capaces de comprender el sentido profundo de la vida y de las luchas porque nos comunica la perspectiva de Dios. El cristiano, movido por el Espíritu Santo vive en gracia de Dios, preparándose para la continuación de su vida eterna después de la muerte. Esta vida de Cristo la vivieron los santos (Cf. Rom 6:8) de manera ejemplar. Todos debemos de imitarlos para ser también santos. Sin la gracia, los hombres caen en un gran vacío, en una vida sin sentido.
“El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien quería Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.”
(Jn 20, 1-2)
SAN PEDRO Y SAN PABLO
El Papa Francisco visitará nuestro país del 6 al 10 de septiembre del 2017. Lo esperamos con mucho amor, llenos de alegría como el paso de Jesús por nuestra tierra.
¿CÓMO DAR
EL PRIMER PASO?
“La visita del Papa Francisco es un momento de gracia y alegría para soñar con la posibilidad de transformar nuestro país y dar el primer paso. El Santo Padre, es un misionero para la reconciliación. Su presencia nos ayudará a descubrir que sí es posible volver a unirnos como nación, mirándonos de nuevo con ojos de esperanza y misericordia”, aseguró monseñor Fabio Suescún Mutis, Director Ejecutivo de la Visita Apostólica en Colombia.
Ese cambio que trae la conversión del corazón dio forma a la pieza gráfica de este viaje al país. La imagen tiene como fondo los colores del Vaticano – amarillo y blanco-, sobre los cuales la figura del Santo Padre da ese primer paso, que anima a construir y soñar, un momento para volver a encontrarnos y descubrirnos como país, sentido que refleja la pieza de arte precolombina.
Dar el primer paso significará reconocer el sufrimiento de otros, perdonar a quienes nos han herido, volvernos a encontrar como colombianos, entender el dolor de los que han sufrido, sanar nuestro corazón, descubrir el país que se esconde detrás de las montañas y construirlo en paz. “Será volver a acercarnos a Jesús, volver a encontrarnos con el amor de nuestras familias, desarmar las palabras con nuestro prójimo y tener compasión con quienes han sufrido”
La visita del Papa Francisco a Colombia será para cada uno de los Colombianos un motivo de alegría. Vendrá en su visita pastoral a llamarnos a la paz, la reconciliación y la justicia.
El Santo Padre viene a darnos una palabra en el Espíritu, que sin duda será aliento de vida para afrontar, con fe, esperanza y caridad, los muchos desafíos que tenemos. Por esta razón, consideramos que esta visita apostólica será un momento de bendición, alegría y esperanza para todo el país.
En consecuencia, esta visita del papa Francisco a Colombia, en el mes de septiembre, no será entendida y vivida como un evento, sino como una oportunidad para todos los colombianos de reflexionar sobre nuestra realidad y comprometernos a dar el primer paso, para que, con Cristo, podamos hacer realidad la transformación que todos anhelamos para el bien común.
El Papa visitará las ciudades de Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena
Vendrá a Medellín el 9 de septiembre y a las 10:30 en el aeropuerto Olaya Herrera celebrará la Eucaristía para todo el pueblo de Dios. Todos estamos invitados. La entrada es gratuita.